En la Ciudad de México, la alarma sísmica es una herramienta importante para alertar a la población de un temblor inminente. Sin embargo, hay momentos en que el epicentro del sismo está dentro de la ciudad y la alarma no se activa.
El sistema funciona mediante sensores ubicados en diferentes áreas que monitorean las ondas sísmicas y envían una señal a los centros de control cuando detectan un sismo. Sin embargo, el sistema está diseñado para activarse principalmente cuando el epicentro está a una distancia considerable de la Ciudad de México.Existen factores técnicos y de tiempo de respuesta que influyen en la activación de la alarma sísmica.
Si el epicentro está demasiado cerca de la ciudad, las ondas sísmicas pueden llegar casi simultáneamente a los sensores y a la propia ciudad, lo que limita el tiempo de detección y activación del sistema. Además, debido a la velocidad de propagación de las ondas sísmicas, es posible que el temblor ya se esté sintiendo en la ciudad antes de que la señal llegue a los sensores y se active la alarma.
La alarma sísmica prioriza la seguridad y busca evitar falsas alarmas. Por lo tanto, se establecen umbrales de activación que consideran tanto la magnitud del sismo como la distancia del epicentro. Esto significa que en casos de sismos de baja magnitud y epicentros cercanos a la ciudad, la alarma sísmica puede no activarse para evitar alarmar innecesariamente a la población.Es importante recordar que la alarma sísmica es solo una forma de recibir advertencias sobre sismos. Es esencial que la población esté preparada y tenga un plan de acción ante temblores.
La difusión de información, la educación sobre sismología y la promoción de medidas de seguridad son fundamentales para garantizar la protección y la respuesta adecuada en situaciones sísmicas.
En resumen, la alarma sísmica no suena cuando el epicentro está dentro de la ciudad debido a razones técnicas, tiempo de respuesta y la priorización de evitar falsas alarmas. La preparación individual y colectiva, junto con la difusión de información y la educación sobre sismología, son fundamentales para una respuesta eficaz ante temblores.